Gastrogurú 40
Ramón Guijarro
Autor del Blog Chef Chof
Fotografía: Antonio Juan Gras Alarcón
Buscamos acuñar, en este presente incierto, señas que nos
hagan visible el camino que recorremos. Hay quien guarda como oro en paño
entradas de conciertos, vinilos, fotografías de platos que ha degustado, o
hasta se pagan cifras astronómicas por manuscritos de canciones que marcan
época. Cualquier excusa es buena para llegar a conocer lo que somos y de dónde
venimos. Lo que seremos parece más difícil.
Una manera de constatar el paso del tiempo consiste en
evidenciar nuestro trashumar por restaurantes, tabernas o espacios
gastronómicos. Y Ramón Guijarro, profesor de historia que de niño oía como le
decían que no se quedara en la cocina mientras sus mayores cocinaban, porque
estorbaba, lleva casi cuatro años
mostrando un viaje gastronómico que comenzó reflejando las recetas que forman
parte de la memoria, para ir escribiendo, semana a semana, post a post, su
travesía por un mundo que a día de hoy ha inoculado en la vena de muchos que se han
convertido en “foodies”, un virus pacífico y alimentador que tiene como
fin el dejar sus vivencias gastronómicas en escritos y fotografías que sirven
como seña para que sus lectores, ávidos como ellos de información, contemplen
sus pesquisas como pistas para ir adentrándose en un universo que se construye
plato a plato, fotograma a fotograma, y sus trofeos no se cuelgan en el salón
de casa, sino en crónicas que van construyendo un mapa gastronómico de espacios
y novedades que parece no tener fin. La red se hace grande de secretos gastronómicos
contados en voz baja.
Aprender para comprender. Un ejercicio que comenzó siendo
de crecimiento de la memoria y que ahora sirve de referencia para muchos.
Con el paso de los escritos ha ido dejando de lado
notificar aquellos espacios que no le agradan. No quiere perder el tiempo
precioso que le cuesta su afición hablando de lugares donde la experiencia no
ha sido afortunada.
Las conclusiones a las que va llegando son cada vez más finas:
El comensal de aquí no es exigente. Disfrutar de un local hace que el sitio
mejore, pero para comer hay que ir a comer, no a reunirse con los amigos. A la
restauración local le cuesta mucho renovarse y ha comprendido que se puede
comer bien y barato, pero no bien y “solomillo”. Menos producto y más cocina,
parece ser una tendencia de los tiempos necesitados de cariño, tanto por parte
del cocinero, como por la del cliente. Por ello cuando paga más en un local su
nivel de exigencia aumenta. Y siente, conforme su educación gustativa progresa,
que un mal servicio puede estropear una buena comida.
Asume Chef Chof, un alias nacido por sus fracasos
cocineriles en el hogar, que tiene difícil existencia la vanguardia
gastronómica en una comunidad como la nuestra, más habituada a la cantidad que
a la especialización. Somos más de cosas sencillas y de tradición que de
profundizar en tendencias.
La cocina es nuestra herencia, y espera nada y todo de
una cultura, la gastronómica, que muestra radiografías exactas de lo que somos.
El historiador utiliza sus métodos para ir desgranando el
panorama. Y cree en la educación como método, por eso ahora no aleja a sus tres
hijas de la cocina. Mira con lupa e información cuales serán sus próximas
escalas. Para andar hay que saber por dónde se pisa.