GASTROGURÚ
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JOSE
ANGEL DÍAZ
DIRECTOR
DE JOSÉ DÍAZ. Suministros hosteleros.
fotografías: antonio juan gras alarcón
Que más de ciento quince años de
tradición familiar te miren desde una factura enmarcada en la pared indica que
el negocio de suministrar materiales para que familias y hosteleros coman y den
de comer no pilla por sorpresa a este hombretón que desde sus ojos verdes filosofa sobre como la transformación, en su
sector, tampoco se ha detenido.
José Ángel Díaz es uno de los artífices más evidentes de que nuestra comunidad haya
sido siempre una avanzadilla a la hora de poner sobre la mesa cuberterías,
vajillas y materiales que hacen que una comida en establecimiento público, o una celebración casera, sea cuidada hasta
en sus más minúsculos objetos.
Analiza con palabras de historiador
formado en puntuales ferias, que visita desde hace decenas de años, catálogos
de las más selectas empresas del mundo y la obligación de saber de primera mano
de lo que habla, una situación que comenzó a transformarse en los años 50/60,
cuando el bienestar social comenzaba a ser habitual en un país donde las
familias celebraban, básicamente, homenajes dominicales.
Los restaurantes se uniforman, miran
la lección que da Francia y Portugal, con su maestría decorando platos con bandas
de oro utilizadas por la realeza e imitadas por la restauración. Pero la cabeza de lanza de la vanguardia la
promueve el sector del vino, siendo las primeras copas las que se abren a
recibir un incipiente mundo que trata de festejarse con los primeros destellos
lo que años más tarde será una imparable marea de cultura gastronómica.
Este cacharrero selecto, que es capaz
de alabar a la competencia porque nos hace ponernos las pilas, sabe que el
inicio de la transformación gastronómica de la España que hoy se siente como
uno de los países más vanguardistas del mundo
en cuanto a cocina, comenzó de la mano de la cocina vasca, “cuando Adriá
andaba haciendo el servicio militar por Cartagena”. Y su misión ha sido ir escuchando
la demanda de los que querían dar un paso más allá pero teniendo ya preparado el
camino.
Las vajillas han pasado de ser
básicamente resistentes a ostentar diseños que han podido más que las propias fábricas
de producción que han ido sucumbiendo poco a poco, pese al empuje que tuvieron
en el 2000 por la creatividad que capitaneó el genio del Bulli.
La poca previsión de este país, en el
campo de servicios, la expone José Ángel al hablar de la escasa visión de nuestros gobernantes por
no haber creado antes escuelas de hostelería que formaran jóvenes que tuvieron
que hacerse a fuerza de visitar cocinas, para tener una educación que sólo se
ha conseguido a fuerza de trabajo. Las bases son siempre necesarias.
Ama estas tierras de Cartagena de tal
manera que junto a su hermano Carlos
lleva empeñado en hacer del Asiatico, ese café con leche condesada y coñac
que introdujeron los filipinos llegados hacia 1920 a la ciudad, un signo
exportable de identidad que necesita su propio lenguaje a base de una copa de
cristal, de la que hoy llegan a vender más de quince mil ejemplares al año, y
unas medidas líquidas exactas.
Cree que la tradición culinaria ha
vuelto para quedarse, que se evoluciona hacia el mundo de las franquicias, y
que no necesitamos del glamour para
reunirnos con los amigos. Es un gurú informado que alaba internet.
Excelentes comentarios. Felicitaciones
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