Gastrogurú 8
TONI PÉREZ.
DIRECTOR COMERCIAL DE BODEGA GRAMONA
Fotografía: Antonio Juan Gras Alarcón
De su Badalona natal le queda
una afición en sangre al baloncesto que ha trasmitido a su hija. A sus 42 años
se pirra por la bicicleta, el padel y hacer kilómetros divulgando, por esta
España de las autonomías en crisis, que
la crianza del cava es el camino adecuado para colocar éste producto en la
misma línea que los grandes espumosos franceses, frente a quien lo presentan
únicamente como producto de bajo precio y un
vino para descorchar haciendo ruido.
Tuvo que dejar los estudios de farmacia para ayudar a la familia. Y
tras un par de trabajos la fortuna le llevó a incorporarse a la bodega de un
vino que en cada ocasión que lo degustaba se le erizaban los vellos del brazo.
Gramona es una bodega que lleva haciendo algunos de los productos más serios en el mundo de las
burbujas desde hace más de cien años.
Toni Pérez se inició en el mundo de vino en reuniones con jóvenes que se
han convertido en algunos de los más importantes bodegueros y vendedores de ese
mundo. Descorcharon muchas botellas aquél grupo que contaba entre otros
miembros a Álvaro Palacios o Quim Vila. Es la manera más eficiente de aprender,
descorchar.
Divide su tiempo impartiendo clases en alguna escuela de sumillería
junto a su trabajo en la bodega de San Sadurní. Y siente que la generosidad de
su empresa le lleva a tener la posibilidad de ser uno de los profesionales que
más catas realiza en nuestro país. Con lo que tiene un contacto muy directo con
esa avanzadilla enológica que valora el milagro que llamamos cava. El tiempo es
un afinador de calidades. La Xarelló, bien tratada, junto con la Macabeo,
comienza a dar vinos que envejecen más de diez años y siguen mostrándose
rutilantemente jóvenes.
La tradición ya lo sabía, por ello, cuando los franceses sufren la
filoxera, algunos bodegueros del país vecino vienen al Penedés a buscar vinos
que poder embotellar con etiquetas que llevan escritas la palabra champagne.
Amplía la visión de los profesionales del sector con un discurso
curtido y científico, no exento de pasión, pero repleto de datos que le
permiten afirmar que el camino de la perdurabilidad en el tiempo del cava, si
el trabajo desde la viña está bien hecho y es lo más natural y eficaz posible,
sólo puede dar resultados de altísimo nivel.
Su evangelio lo trasmite a año a año a más de 10.000 estudiosos que
van comprendiendo que la cultura del placer necesita tiempo y formación. Y
muestra esa magia encerrada en botellas elegantes donde cohabitan la capacidad
de hacerse mayor siendo joven.
Perdurar es lo importante, y al trabajar con el tiempo embotellado está
ofreciendo el legado de aquellos que un día posibilitaron el inicio de una
cadena que habla de lo genuino.
El vino es el producto alimentario con mayor competencia en España.
Pero tras diez años evangelizando a un mundo que parecía imposible que creyera
que se puede valorar un elemento de la manera que ahora se hace confirma que el
trabajo se está haciendo bien. Muy bien.
Tal vez Toni Pérez nos ofrezca algún día la posibilidad de degustar el
cava de la eterna juventud. Por ahora nos ofrece gozar con burbujas que hacen
olvidar el concepto tiempo.
¡Qué agradable ha sido leer esta nota! Un gran saludo.
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