GASTROGURÚ
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ANA MARÍA
ZAMBUDIO
GERENTE Y PROPIETARIA DE PANARRO FOOD
Fotografía: Antonio Juan Gras Alarcón
En esta
época en que parece poco prudente exponer los principios que cada uno tiene
como guía de su vida, la que fue licenciada en empresariales y durante muchos
años administrativa, en una empresa del sector de frutas y zumos de la que
aprendió sobre todo que quien mucho abarca poco aprieta, Ana María Zambudio
expone con una claridad asombrosa que sus bases vitales son las de creer que
vivir en un mundo mejor es posible, y que la responsabilidad, el compromiso y
la acción dependen de cada uno de nosotros para llevar a buen puerto nuestras
creencias.
Ha trabajado
muy duramente desde aquél 2000 en que fundara su empresa, se ha rodeado de un
grupo de 25 trabajadores que comparten sus creencias laborales y se muestra
orgullosa al poder decir que los productos que transforman con maquinaria cada
vez con mayor tecnología punta llegan a ocho países en dos continentes.
Las
propuestas que defiende podrían parecer las más evidentes y sensatas, pero el
sector al que pertenece ha hecho que un alimento como lo zumos llegue a convertirse en un serio
problema para la salud, y resulte poco conveniente su uso en dietas y
alimentación infantil. Sin embargo las propuestas que Ana amplía año a año,
tanto en el mundo de los zumos, como en el de las mermeladas y las cremas, son
transparentes, racionales, naturales y justas.
Se preocupa
de que la base de su negocio, las frutas y verduras, procedan de una agricultura ecológica y de un comercio justo. Porque
respetar la calidad y un precio adecuado para el agricultor entra en sus planes
como base de partida.
En sus
orígenes se planteó entrar en una
parcela de mercado que no estuviera ocupada, por ello toma el camino de lo
ecológico y lo gourmet, y la respuesta, después de casi catorce años de
andadura, no puede ser más satisfactoria.
Alguien podría
pensar que los buenos resultados económicos serían el motivo último que busca
ésta lúcida empresaria, hada nada frágil que tras su feminidad muestra un
puntillismo correcto porque todo esté a la altura de lo que va fraguando con el
caminar, cuando en realidad se siente muy recompensada por el reconocimiento
por parte del consumidor. La sencilla filosofía con que ha envuelto a su
empresa, los zumos están hechos de frutas o vegetales, y hay que buscar los
mejores para respetar las cualidades y beneficios saludables de cada uno, no
parecen estar en venta. El sabor es la base. Y la ecología es una revolución
que ha venido para quedarse, por ello aun trabajando con lo cercano, de la
zanahoria morada al mejor tomate, de la naranja estacional al melocotón más
sabroso, busca en la lejanía lo mejor de los trópicos.
Es muy
crítica con aquellos empresarios del sector que partiendo de algo bueno quieren
explotarlo desvirtuando la veracidad de los productos que ofrecen. Defiende el
comercio no la industria, y se siente feliz en éste concepto de trueque que
mantiene con algunos amigos con los que intercambia producto, como si una vuelta
a esa poco agresiva economía fuera la piedra angular del cambio de mentalidad.
Ana María es
también su equipo. Porque las piezas son las que componen el todo. Tenacidad,
que rima con veracidad, pueden tener sabores naturales. Es sencillo, pero
tremendamente honrado.
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