viernes, 12 de julio de 2013

8. Sachertorte o la herencia de una idea



Sor Prendida gusta de preparar en la cocina de Cardamomo su tarta favorita.  Bizcocho de chocolate, albaricoque y glaseado de chocolate. Se toma su tiempo mientras comenta historias gastronómicas que muestren que hay ideas que vale la pena conservar. Los bizcochos no se improvisan. Las mermeladas necesitan su estacionalidad. Y hay que ser glotonamente generoso con los glaseados, remata como si un de un refrán se tratara.

-        No sé cómo dejan que gacetilleros transoceánicos hagan arrumacos al silencio. Dice la priora de una hermandad sin más cofrade que quien mueve la varilla flexible para introducir aire en la masa. Imaginemos que Eduard, el hijo del silencioso genio Franz Sacher, no hubiera tenido posibilidad de ver publicada la receta de su padre.

-        Algunos jenízaros del periodismo gástrico creen que el silencio es la respuesta adecuada. Y ya sabes ustedes a quien me refiero, señala cómico Azafrán.

Porcoergo, el redactor de la revista argentina “Conmigo o contra mí”, ha silenciado los avances de muchos cocineros que no quieren pasar por el aro mercantil del no te cobro lo comido. Eduard, hijo ingrato que abandonó a su padre para trabajar en Demel, tomó la Sacher como suya. Pero las leyes dictaminaron que sólo podía esgrimirse como Original Sacher Torte, la elaborada en el Hotel que puso en marcha su padre. Él debería de firmar su obra como Edurd Sacher Torte.



-        Las leyes no siempre son justas. Pero hay que respetarlas. Y Sor Prendida reparte equitativa porciones mientras un vino blanco austriaco, Waldschütz Beerenauslese 2006, deja notas dulces, cítricas y frutales en los espíritus de estos tres pasmados.

2 comentarios:

  1. Me encanta leer las publicaciones de don Antonio Gras. Muchas gracias por el envío. Un saludo

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  2. Un placer, tener una lectora así de dilecta.

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