martes, 15 de julio de 2014

Hacienda del Carche 2010

60 vinos de Monastrell FEI
(Fundamentales, Emocionantes e Imprescindible)

Raza

Bodegas Hacienda del Carche
D.O Jumilla
Precio aproximado: 11,20€
Monastrell: 70%
Cabernet Sauvignon: 30%










Cuando emprendemos el viaje para llegar a conocer  más aspectos de un tipo de uva determinada, como en este caso los de la Monastrell, debemos de tener en cuenta alguna de sus características más notables dentro de su variopinta personalidad.  Hoy me refiero al hecho de la graduación alcohólica que en el caso de la Monastrell  siempre ha sido motivo de lucha y de enfrentamiento entre bodegueros y ciertos mercados. Pues durante algunos años se pensaba que ese grado alcohólico era el que buscaba el mercado, el que convenía para la venta de vinos a granel y el que evidenciaba la auténtica personalidad de un vino tan solar. Por fortuna todo ello se está transformando y ahora ésta vertiente solo es parte de una historia, no la historia completa, que cada bodeguero la utiliza o no, según sean sus intereses y deseos para con su producto,
Para que la Monastrell exprese su pleno potencial varietal necesita una graduación mínima a partir de los 13/13,5 grados. De ahí en adelante  puede llegar hasta a alcanzar quince o diecisiete grados, eso no querrá decir que debamos enfrentarnos a vinos absolutamente alcohólicos. La labor del bodeguero tendrá que conseguir que ese grado esté tan bien integrado, que no sobresalga y sea la primera impresión que recibe quien se acerque a beber su producto. Su máximo potencial enológico lo encuentra en caso de vendimias bien maduras y en años muy calurosos.

Hacienda del Carche 2010 está hecho a partir de uvas de mayor maduración fenólica, y proveniente de cepas viejas, bien gestionadas, y cuenta con 12 meses de reposo en barricas de roble francés nuevas. Es un vino que refleja muy bien el concepto de un alcohol que podría parecernos alto, pues tiene 15º, pero que sin embargo compone un equilibrado y complejo juego donde nunca sobresale el alcohol como elemento que pueda desvirtuar la personalidad de un vino clásico, pero con tendencias a mostrar que los viejos espíritus pueden ser adoptados a los nuevos tiempos sin perder un ápice de su verdadero ser.

El juego de la Monastrell y la Cabernet es una propuesta que ha resultado muy aplaudida y de notables resultado en otras bodegas. La Cabernet ayuda aún más al desarrollo en botella de la Monastrell, y en la copa muestra un vino de capa, color, muy cubierto, donde el rojo picota logra dejar matices violáceos. Quizá la parte más interesante de su nariz es cuando nos muestra sus singularidades minerales, lo que nos acerca a una tierra profunda y de potente complejidad, lo que hará que en boca, esas características sigan apareciendo con un estructura elegante, una acidez muy bien integrada y un paso por boca que nos haga salivar.

Recuerdos acompotados, especias, mentolados y balsámicos nos llenan el paladar. Con lo que podremos disfrutar de un vino al que hay que prestarle atención porque no nos va a dejar indiferente, y conforme lo mantengamos en la copa, y vayamos jugando con él, dándole posibilidades de que se abra más y muestre sus muchas capacidades, iremos comprobando que muestra largamente las cualidades y posibilidades que tiene este entorno.

No deberíamos caer en el juego de aun bebiendo vinos de la misma D.O, pensar que vamos a tener siempre los mismos resultados. Pues Hacienda del Carche tiene una orografía de terrenos, una altura, y unas connotaciones geográfico/ambientales características, lo que nos debe a llevar a buscar en cada vino no semejanzas, sino peculiaridades únicas.



La magnífica relación calidad precio deben de ser un factor que juega en su ventaja para tenerlo cerca.

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