60 vinos de Monastrell FEI
(Fundamentales, Emocionantes e Imprescindible)
Fruta refrescante
Bodegas ALceño
D.O Jumilla
Precio aproximado:
Monastrell 85%
Syrah 15%
Nos falta valor. Deberíamos ser capaces de organizarnos
para festejar, año a año, la llegada de éstos vinos ligeros, de hermosísimas
tonalidades rosáceas, que van de la piel de cebolla hasta las impactantes
frutos rojas. Con aromas juguetones que rejuvenecen las sonrisas.
Más allá de las fronteras pirenáicas aprovecharon los
inteligentes productores del Boujolé, que su vino había caído, para inventarse
una fiesta que año a año reúne a muchos en la espera de su vino.
Los rosados, en líneas generales, son vinos que se miran
con cierto desdén por nuestra soberbia ciega de degustarlos no por su sabor,
sino por colores, publicidad y modas. Ya sean elaborados por sangrado,
la parte del zumo de las uvas tintas que se retira para concentrar la que
queda, por contacto con los hollejos,
cuando los hollejos de la uva tinta quedan en contacto con el mosto,
variando su estancia para conseguir más o menos coloración, y el
método de mezcla de vino tinto y vino blanco, que se utiliza sobre todo
en Champaña.
La bodega Pedro Luis Martínez, que pone sus vinos en el
mercado bajo el nombre de Alceño, saca octubre a octubre una nueva cosecha de
éste Rosado.
Vendimiado a principio de septiembre, la uva pasa por un
proceso de criomaceración para frenar su maduración y retener al máximo sus
aromas y colores vitalistas. Se desfanga el mosto, esto es, se procede a su
limpieza antes de que fermente.
Absoluta limpieza en un vino repleto de aromas de fresa,
frambuesa y ese mundo de la gominola, que lo hace goloso y muy disfrutable en nariz.
Las notas ácidas y frutales convierten del paso olfativo un gran aliciente para
que los vinos rosados sean más bebidos. Pues nuestro entretenimiento es
cercano, sencillo y comprensible por todo el mundo. Pese a ese aparentemente
mundo sencillo, Alceño rosado plantea grandes problemas técnicos. Sus tres
levaduras seleccionadas, su bien estructurada corporeidad lo convierten en un
vino que debería estar más presente en nuestros momentos de disfrute enológico.
Debemos de alejar de nuestra actitud de bebedores
prejuicios inexactos que las más de las veces vienen influenciadas. Mauricio
Llaver dice : “Mis gustos sobre el vino varían con los días, con las comidas,
las compañías o los estados de ánimo. No hay un vino absoluto ni un estilo
absoluto. Hay vinos que me gustan en un determinado momento, y punto. Y otros
que en algunas ocasiones no me impactan tanto como lo hicieron alguna vez”.
Por ello ante una propuesta como Alceño 2013, rosado,
solo debemos dejarnos llevar por lo que sentimos, y constatar que las emociones
son amplias, algo así como un viaje a media tarde en un descapotable,
respirando fragancias y sintiendo que la vida puede haber momentos en que no
pasa ni va tachando calendarios. No debemos pensar que hay vinos menores ni
vinos mayores. Hay vinos que nos gustan. Y que debemos saber cuándo beber. Con
los sentidos abiertos y alejados los prejuicios.
Una razón para acercarse a los rosados en ésta época
estival, que no solo, pues a lo largo de todo el año es de agradecer esa
bocanada de sinceridad que nos entrega sin metáforas extrañas, es la
posibilidad de servirnos de refresco. No como algo burbujeante, aunque
deberíamos estar muy abiertos a posibilitar que los vinos pudieran jugar con
combinados, frutas y participar en una cultura del todo es posible. Sino como
una bebida que rejuvenece, refresca.
Tengamos presente que las temperaturas para disfrutar el
vino son muy importantes. Y pese a las reglas, cada uno tiene sus preferencias.
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