60 vinos de Monastrell FEI
(Fundamentales, emocionantes e imprescindible)
Pura Sangre 2006
Bodegas Carcelén
D.O Jumilla
Precio aproximado: 4,50€
Hubo un tiempo en que el mundo de la enología en la zona
de la D.O Jumilla ofrecía un tipo de vinos potentes, con colores que hablaban
de una pretendida oxidación. Con aromas que invadían nuestros sentidos
olfativos de un golpe radical y sin muchas concesiones.
No podemos olvidarlos, porque forman parte de nuestra
historia, y que sigue habiendo un grupo
de bebedores que les gusta acercarse a estos vinos. Si pretendiésemos que solo
sean los gustos de unos pocos los que guíen el camino del mundo del vino,
seguiremos practicando tiranías gustativas donde lo refinado se viste de dogma,
y ya sabemos que las modas son cíclicas y vuelven, transformadas, a formar
parte de nuestra vida. ¿Quién sabe si
volveremos a acercarnos a las barras del bar con chaquetas de hombreras, a
beber vinos en copas de cristal pesado, y a discutir si la política debe ser
bipartidista? (anda eso no, que sigue siendo presente).
Hoy resulta extraño verlos y poder degustarlos sobre las
barras de locales donde el vino cobra actualidad. En las cartas de restaurantes
o pequeños gastrobares donde se trata de prestar atención al cada vez más
presente mundo del vino.
Pura Sangre está elaborado por una bodega, Carcelén, que
tiene muy claro cuáles son sus intenciones. Que no quiere dejarse embaucar por
los juegos de palabras que visten muchas etiquetas, y que se pronuncian con
demasiada soltura e inconsciencia en catas, profesionales o no, para llamar al
vino y a la agricultura por nombres que le vienen grandes.
De granate oscuro con reflejos teja, aroma denso y
generoso, con acusados matices de ciruela pasas, la presencia en la copa de Pura
Sangre 2006 nos hace darnos cuenta de que estamos ante un vino que pertenece a
otro mundo, a otra época, que no por no estar de moda no ha existido y ha sido
bebido con frecuencia y sigue siéndolo con gusto por una parte del espectro de
aficionados que si no han sido inmovilistas, incluyen entre sus preferencias
nuevas propuestas.
Su riqueza en glicéridos, al unísono con su maderización,
le confiere caracteres diferenciadores del resto de los vinos del mundo. Bebida
que calienta la boca y que podría ser utilizado en aperitivos que necesitan una
batalla para mostrar la fiesta de los sabores que llevan dentro. Como
contraste, o para que se encuentre en salsas de carnes profundas o que sea
necesario dotar de aromática y profunda personalidad.
Su extraordinaria personalidad lo hace muy llamativo para
la cocina. Este roble que ha pasado cuatro años en contacto con maderas usadas
anuncia en su etiqueta que “es muy recomendable para cocktails, aperitivos y
para tomar con hielo…”, llamamiento que a más de uno puede dejar “turulato”
pero que sin duda abre una vía para que ciertos vinos puedan ser bebidos junto
a frutas, refrescos, sin que por ello deban de desmerecer. Lo interesante de
nuestro viaje por el vino y en concreto por la Monastrell será ver las
múltiples opciones que se nos presentan las botellas ante las que haremos el
ejercicio de descorcharlas y tratar de oír lo que nos trasmite.
Si cada vino tiene su momento la de Pura Sangre está más
apegada a la de la charla larga. A que le bajemos su temperatura y hagamos que
sus 16º de alcohol puedan ser rebajados, con los métodos que creamos oportunos,
y viajemos por un tiempo que cada vez nos parece más alejado, pero que sigue
estando presente, tanto en la construcción de ciertas bodegas, como en la mente
de determinados bebedores.
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