MAPA DE EGIPTO
En la cocina suenan las notas de una larguísima
canción de Umm Kalzum. Las habas hierven lentamente. El Ful medames, el plato
egipcio por antonomasia podría tener algo de nuestros michirones si no fuera
porque lo acompañan de huevo duro y nosotros de cosicas del cerdo.
Cardamomo se mueve lentamente entre los sones de
la “Estrella de Oriente”. Parte la cebolla, picotea el perejil, añade zumo de
limón. Esta ensalada fría es una discreta bomba de relojería que deja “una
piedra” en el estómago.
FUL MADAMES
- Hubiera
querido ser el poeta Ahmad Rami y haber escrito alguna de las 137 canciones que
canta esa voz portentosa. Ser uno de sus pañuelos para que me apretara con
fuerza, ser sus gafas de sol punteadas
de diamantes para que viera a través de mi transparencia. Su elegancia
ofreciendo sus joyas para la causa árabe en la guerra de los seis días muestra
un ser al que su país amó casi tanto como ese plato que hoy está preparando con
tanta parsimonia.
UMM KALZUM
- Lo
veo muy puesto en temas egipcios, señor Azafrán.
- No,
solo me interesa esa diosa oronda. Para Momias las novelas de Juan Manuel de
Prada.
- Sabe,
señor Azafrán, guisar lentamente es el camino que lleva a la perfección. Algo
así como el envolvente mundo donde nos llevan los amores desgraciados de esta
diosa.
- Mujer
popular, virtuosa. No lo olvide, Cardamomo. Hoy en día hemos perdido la
conciencia de lo que significa ser virtuoso.
La ensalada ha sido traicionada con unas hojas de
menta fresca. El aceite es de Castillo de Canena. La voz infinita suena
envolvente.