miércoles, 17 de julio de 2013

13. Tarta de ciruela en el barrio rojo.


                                                      Mapa de Holanda

-              Aquella amiga tan dispuesta de Sor Prendida…

-              Sí, Cardamomo, la que siempre llevaba el maletín de juguetes para adultos en una mano, y en la mochila su kid de cocina de supervivencia.

-              Pues bien cariñosa que era, señor Azafrán. Y complicada, que todo hay que decírselo, compay. Pues la buena señora preparaba una tarta de ciruelas secas, con nueces, que era una delicia deliciosa.
Una base como de masa sablée. Sí, ya sabe señor Azafrán, como arenilla que  se deshace cuando se le hinca el diente, o en su caso el colmillo envenenado. Y ríe feliz por la ocurrencia y la cara de genio corrupio que pone el profesor desterrado.

-              Ya sé, Cardamomo, azúcar, harina, mantequilla. Vainilla, huevos, leche y levadura.

-              Bueno, a ella gustaba de llamar polvos de hornear, como si de una mala traducción se tratara.

Y recuerda como la señorita Chup Chup ponía los labios muy juntitos para decir: polvos de hornear.
Tara de Ciruelas y Nueces

-              Siempre que la preparaba me contaba cómo era la vida en ese barrio tan combativo y marxista: el barrio rojo de Amsterdam.

Barrio Rojo de Amsterdam

Y Azafrán suelta un estruendo en forma de risotada. Nada de combativo, fornicativo. Rojo por las luces que hay en los escaparates casas de las cocineras del amor, mi ingenuo Cardamomo.

-              Y yo que pensaba que esa tarta se la daba a sus alumnos de educación sexual, a los que enseñaba esos juguetes que olían tan bien, y con formas tan insinuosas.




-              El amor agota, y hay que reponer fuerzas. Ciruelas, nueces y azúcar. Un festín después del festín.

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