- La heterodoxia es lo suyo, señor Cardamomo. No contento con ponerse a
cocinar la receta más british, después del rosbif y el sándwich, se coloca a
preparar pescados con papas, pero para meterlos en un bocadillo. Olé sus
cataplines celestiales.
Las patatas están fritas como mandan los cánones, en dos tacadas. Una,
para pochar el interior, la segunda, para volver crujiente la corteza del
bastón.
La merluza, también en bastones, se reboza, pero con la peculiaridad
de usar una agua con gas, o algo de levadura química. Podríamos dejar los
bastones en un poco de vinagre, aceite, alcaparras, cebolleta y pepinillo, para
que se le adhirieran los encurtidos y dar una nota más ácida. Pero aquí tenemos
gran pescado. Y en todo caso preparamos una mahonesa “tártara”.
La importancia del buen aceite de Oliva virgen para freír es
fundamental, o ese tan maravilloso que tienen los de Rincón de la Subbética y
que aguanta más frituras que ninguno, que para eso lo han hecho con la gente de
la Universidad de Córdoba.
Busca un panecillo tipo Viena Cardamomo, lo abre con cuchillo de sierra.
Restriega un poco de tomate al grito de Gibraltar español, y escancia algo de
aceite y de albahaca fresca.
Pone pescado, salsa, patatas, salsa, y cierra. Aplasta. Rebosa el pan
deseos de ser mordido.
A pequeños gestos, grandes respuestas. Y coloca sobre la mesa Azafrán
un Ridge View, de Ditchling Common, un espumoso británico que el año pasado
ganó el premio de mejor espumoso del mundo, entre 55 países.
- La madre que lo parió,
señor Azafrán. Esto más que maridaje es un concubinaje. Y se ríe del mundo Cardamomo.
Me encantan estos personajes: Cardamomo y Azafrán. Un gran saludo.
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