Sor Prendida gusta de preparar en la cocina de Cardamomo su tarta
favorita. Bizcocho de chocolate,
albaricoque y glaseado de chocolate. Se toma su tiempo mientras comenta
historias gastronómicas que muestren que hay ideas que vale la pena conservar.
Los bizcochos no se improvisan. Las mermeladas necesitan su estacionalidad. Y
hay que ser glotonamente generoso con los glaseados, remata como si un de un
refrán se tratara.
- No sé cómo dejan que
gacetilleros transoceánicos hagan arrumacos al silencio. Dice la priora de una
hermandad sin más cofrade que quien mueve la varilla flexible para introducir
aire en la masa. Imaginemos que Eduard, el hijo del silencioso genio Franz
Sacher, no hubiera tenido posibilidad de ver publicada la receta de su padre.
- Algunos jenízaros del
periodismo gástrico creen que el silencio es la respuesta adecuada. Y ya sabes
ustedes a quien me refiero, señala cómico Azafrán.
Porcoergo, el redactor de la revista argentina “Conmigo o contra mí”,
ha silenciado los avances de muchos cocineros que no quieren pasar por el aro
mercantil del no te cobro lo comido. Eduard, hijo ingrato que abandonó a su
padre para trabajar en Demel, tomó la Sacher como suya. Pero las leyes
dictaminaron que sólo podía esgrimirse como Original Sacher Torte, la elaborada
en el Hotel que puso en marcha su padre. Él debería de firmar su obra como
Edurd Sacher Torte.
- Las leyes no siempre son
justas. Pero hay que respetarlas. Y Sor Prendida reparte equitativa porciones
mientras un vino blanco austriaco, Waldschütz Beerenauslese 2006, deja notas
dulces, cítricas y frutales en los espíritus de estos tres pasmados.
Me encanta leer las publicaciones de don Antonio Gras. Muchas gracias por el envío. Un saludo
ResponderEliminarUn placer, tener una lectora así de dilecta.
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